Para todo lo que necesites saber para tu visita a Matucana, lee nuestra primera entrada de blog,
Hello!! Konnichiwa!! Zdravstvujtye!! Guten Tag!!
HOLA!! Bonjour!! Dag!! Hallo!!
QUEREMOS ENVIARTE UN SALUDO ESPECIAL…
Decirte que te
enviamos un caluroso saludo, estamos muy contentos de poder contactarnos
contigo, que te enteres de todo lo que puedes encontrar en este precioso
lugar…MATUCANA – PERÚ!!!
Abajo se encuentra una leyenda muy interesante que
viene de la zona de Matucana!!
Gracias!!
MITO PERUANO
EL ORIGEN DEL DIOS PARIACACA
Mito prehispánico que
relata el origen del dios Pariacaca, principal deidad prehispánica de la actual
Provincia de Huarochirí, en Lima – Perú.
Los hombres que vivían en
aquellos tiempos no hacían otra cosa que guerrear y luchar entre sí, y
reconocían como sus Curacas (gobernantes) solo a los más valientes y a los
ricos. A estos llamaron los Purumruna.
Sabemos que en aquella
época, Pariacaca nació de cinco huevos en el cerro Condorcoto (un cerro ubicado
entre Huarochirí y San José de los Chorrillos, Provincia de Huarochirí,
departamento de Lima)
Un solo hombre, un pobre
que se llamaba Huatia curí, quien era, según se dice, hijo de Pariacaca, fue el
primero en ver y saber de este nacimiento.
Según se dice, la gente
de este tiempo lo llamaba Huatia curí, porque siendo muy pobre, se alimentaba
solo con papas huatiadas.
Había un hombre llamado
Tamtañamca, que era un poderoso y gran señor. Su casa estaba cubierta de alas de
pájaro de plumas rojas y amarillas. Poseía llamas de todas las especies
imaginables: amarillas, rojas, azules. Cuando la gente supo de su poder y
virtud, llegaron de todas las comunidades para honrarlo y venerarlo. Y él,
fingiendo ser un gran sabio (a pesar de sus conocimiento limitados), vivía
engañando a mucha gente.
Fue así que Tamtañamca,
que se fingía adivino y dios, contrajo una enfermedad muy grave. Mucho tiempo pasó
y la gente se preguntaba cómo era posible que un sabio tan capaz estuviese
enfermo.
Así como los Huiracochas
recurren a los adivinos, o a los doctores, Tamtañamca, que deseaba curarse,
llamo a todos los sabios. Sin embargo, ninguno supo dar con la enfermedad que
lo aquejaba. Huatiacurí venía desde el mar, y se quedó a dormir en un cerro
llamado Latausaco.
Mientras tanto, un zorro
que subía se encontró con otro que bajaba y le pregunto así: “Hermano, ¿Cómo
está la situación arriba?”, “lo que está bien, está bien” – le contesto el
otro, y prosiguió: “aunque un Señor, un Huillca de Anchicocha, que finge ser un
dios y gran sabio, está enfermo, por ello todos los adivinos tratan de dar con
el origen de tan extraño mal”
El zorro que subía volvió
a preguntar: “y ¿Cómo fue que se contagió con ese mal?” y el que bajaba le
respondió: “mientras su esposa tostaba maíz, salto un grano de muchos colores,
pero antes de tocar el piso toco las vergüenzas de ella, sin embargo, lo
recogió y se lo dio a comer a otro hombre. Por eso ahora se le considera
adultera. Por esa culpa hay una serpiente que vive sobre la casa y se los está comiendo.
Hay también un sapo de dos cabezas que vive bajo su batan. Y nadie sospecha que
son estos quienes enferman a Tamtañamca”
Este gran Señor que
estaba enfermo por haber fingido ser dios, tenía dos hijas. La mayor se había
casado con un hombre muy rico de su Ayllu.
Entonces, Huatia curí
llego donde se encontraba el señor enfermo. Cuando estaba cerca les pregunto a
todos si hubiese alguien en la comunidad que estuviese enfermo. La hija menos
de Tamtañamca le respondió que su padre.
Huatia curí le dijo: “Cásate
conmigo y yo sanaré a tu padre- Pero ella no respondió enseguida la propuesta,
fue y le conto a su padre que un pobre le había dicho que lo iba a sanar.
Los sabios que estaban
allí, cuando escucharon sus palabras, se echaron a reír y dijeron: ¿Estaríamos
nosotros aquí curándolo, si un pobre como este fuese capaz de hacerlo?
Tamtañamca, sin embargo,
deseaba ante todo sanar, he hizo llamar a Huatia curí: “Que venga cualquiera
que sea capaz de sanarme” Huatia curí entro y le dijo: “Si deseas voy a curar,
pero me tienes que dar a tu hija” – El otro, muy contento, acepto. El esposo de
la hija mayor de Tamtañamca, al oír eso, se puso furioso: “¿Cómo podre aceptar
que la cuñada de un hombre tan poderoso como yo se case con semejante pobre?
Sin hacer caso a esos
reclamos, Huatia curí empezó con su labor: “Señor, tu mujer es adultera, su
culpa te ha hecho enfermar. En el techo de tu casa hay dos serpientes que te
están comiendo, y también hay un sapo de dos cabezas debajo de tu batan.
Tenemos que matarlos a todos para que te cures. En cuanto a ti, tú no eres un auténtico
dios, porque si lo fueras no te habrías enfermado de esta manera.
Al oír esto, Tamtañamca se asustó. En cambio su mujer gritó furiosa: -"Este miserable me insultó sin motivo, yo no soy una adúltera". Pero como el enfermo tenía muchas ganas de curarse, mando que Huatia curí haga lo que sea necesario. Entonces sacaron a las dos serpientes y las mataron. Entonces Tamtañamca supo que Huatia curí decía la verdad, y a la mujer no le quedó más que confesar su culpa. Luego levantaron el batán y el sapo de dos cabezas salió volando con rumbo a la quebrada de Anchicocha. Se cree que aún permanece ahí, escondido en un manantial, y cuando los hombres pasan por ese lugar, a veces desaparecen y otras veces enloquecen.
Luego de todo esto, Huatia curí dijo haber cumplido con su labor, y el
enfermó sanó. El día señalado Huatia curí viajó a Condorcoto, y ahí estaba
Pariacaca, en forma de cinco huevos. Entonces el viento comenzó a soplar por
primera vez, pues en tiempo anterior, el viento nunca había soplado. El mismo
día del viaje, Tamtañamca - ya sano- le entregó a su hija conforme lo acordado
-, luego emprendieron viaje. Mientras caminaban solos por un paraje cerca al
cerro Condorcoto, pecaron. Cuando el esposo de la hija mayor de Tamtañamca se
enteró de esto, desafió a Huatia curí para vencerlo y cubrirlo de vergüenza. Lo
retó de la siguiente manera: -"Vamos a competir en distintas pruebas,
"¿Cómo un miserable como tú te atreviste a casarte con la cuñada de un
hombre tan poderoso como yo?
Huatia curí aceptó el reto, y fue a contarle a su padre Pariacaca (quien aún no nacía y seguí en forma de cinco huevos), todo lo sucedido. -"Muy bien “dijo Pariacaca -"cualquier cosa que te proponga, ven enseguida y cuéntamela, yo te aconsejaré"-.
Huatia curí aceptó el reto, y fue a contarle a su padre Pariacaca (quien aún no nacía y seguí en forma de cinco huevos), todo lo sucedido. -"Muy bien “dijo Pariacaca -"cualquier cosa que te proponga, ven enseguida y cuéntamela, yo te aconsejaré"-.
He aquí la primera prueba: El hombre poderoso le propuso a Huatia curí medir su resistencia bailando y bebiendo. Y por supuesto éste fue donde su padre (Pariacaca) a contárselo. -"Anda a la otra montaña - le dijo Pariacaca - y transfórmate en un huanaco, échate fingiendo estar muerto. Muy temprano de mañana un zorro y su esposa irán a verte, ella traerá chicha en un poronguito y el traerá su tambor y su antara. Cuando te encuentre, creyendo que estás muerto te comerán. Pero antes que hagan esto, conviértete de nuevo en hombre y grita con todas tus fuerzas, ellos se asustarán tanto que saldrán huyendo olvidando sus cosas. Con ellas tu asistirás a la competencia".
Huatia curí hizo todo lo que su padre le dijo. Al comenzar la competencia, el hombre rico fue el primero en bailar. Aproximadamente doscientas mujeres bailaron para él. Cuando le tocó el turno a Huatia curí, él entró solo con su esposa a bailar, los dos solitos. Tocaron el tambor que le habían robado al zorro. Pero apenas empezaron, la tierra empezó a temblar. Así ganó en baile. Ahora tocaba beber. Huatia curí y su esposa se sentaron en el lugar de honor, y todos los hombres presentes se fueron acercando, sirviéndole chicha, uno tras otro sin dejarlos respirar. Cuando le tocó a él servirles chicha a todos los presentes, Huatiacurí sacó el poronguito (el de la zorrina). Todos los presentes se echaron a reír y se burlaban diciendo que era muy pequeño para saciar a tanta gente. Pero apenas les fue sirviendo, uno a uno fueron cayeron sin sentido.
Como había vencido en esta prueba, al día siguiente, el hombre poderoso
lo desafió nuevamente. Esta vez el reto consistía en vestirse con las más finas
ropas. Nuevamente Huatia curí fue a consultar con su padre. Pariacaca le dio un
traje de nieve. Así venció a su rival deslumbrándolos a todos. Derrotado por
segunda vez, ahora el desafío era atraer pumas. Huatia curí pensó en atraerlos
con poesía. Según las instrucciones de su padre, fue muy temprano a un
manantial y tajo a un puma rojo. Cuando se puso a bailar con el puma rojo, en
el cielo apareció el arco iris, y este es su origen.
Ahora el hombre rico y poderoso quiso competir construyendo una casa
grande. Huatia curí colocó solo los cimientos y pasó el resto del día paseando
con su mujer. Pero, durante la noche, todas las aves y las serpientes, todas
las que había en el mundo, fueron y construyeron la casa. A la mañana siguiente
la casa estaba terminada, y el hombre rico y poderoso se asustó mucho. Desafió
a Huatia curí a una nueva competición: esta vez habían de techar las casas.
Todos los guanacos y todas las vicuñas traían paja para el techo del hombre
rico. Huatia contrató un gato montés, que las asustó. De este modo ganó
nuevamente.
Siguiendo el consejo de su padre, Huatia curí le dijo al hombre rico: -"Yo he aceptado todos tus desafíos y en todos te he vencido, ahora te toca a ti aceptar los desafíos que te proponga yo". El hombre rico aceptó. -"Ahora vamos a bailar vestidos con una cusma azul y huara de algodón blanco". El hombre rico empezó a bailar, como siempre acostumbraba a hacer. Mientras tanto, Huatia curí entró corriendo y gritando. El hombre rico se convirtió en venado y salió corriendo. Su esposa corrió detrás de él. Huatia curí los persiguió, y alcanzó a la mujer en el camino de Anchicocha. La clavó de cabeza en la tierra y la convirtió en piedra. El hombre rico, que lo habían convertido en venado, subió al cerro y desapareció. Desde ese momento los venados son cazados para comer su carne.
Solo después de todo esto, Pariacaca y sus hermanos salieron de los cinco huevos, convertidos en cinco halcones. Al tocar tierra tomaron forma de hombres y empezaron a caminar. Al enterarse de cómo se había portado la gente de esa época y cómo Tamtañamca, fingiendo ser un dios, se había hecho adorar, se enojaron mucho. Se convirtieron en lluvia, arrasando con toda la casa y las llamas hasta el mar, sin dejar que nadie se salve.
Después de cumplir con su castigo, Pariacaca subió al cerro que hoy
lleva su nombre.
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